martes, 30 de enero de 2007

El empleo público

"Una república que hace de la funciones públicas su oficio predilecto de vivir, está en decadencia y marcha a su ruina".

"Facundo y su bíógrafo", Juan Bautista Alberdi, 1880

La barbarie de los civilizados

"Los caudillos bárbaros de las campañas rurales son como una inundación pasajera, un mal cuyos estragos quedan en la superficie de las sociedades, dejando intacto el fondo como estaba; los caudillos de las ciudades son una calamidad profunda que ataca las instituciones, la Constitución, los códigos, los intereses mas vitales y durables del país, y sus estragos quedan permanentes por años y años, en el fondo de la sociedad misma. Los primeros, son el crimen aturdido, pueril, ignorante, inepto, aun para hacer el mal. Los otros, son el crimen inteligente, instruído, calculado por principios, fría y metódicamente".

"Al caudillo de las campañas sigue el caudillo de las ciudades, que se eterniza en el poder, que vive sin trabajar, del tesoro del país, que fusila y persigue a sus opositores, que hace guerras de negocios, pero todo en forma y en nombre de la ley que, en sus manos, es la lanza perfeccionada del salvaje. No mata con el cuchillo, pero destroza y devasta con el sofisma, que es su cuchillo. No es un caudillo de chiripá, pero es el caudillo de frac; es siempre un bárbaro, pero bárbaro civilizado. Su divisa es civilización y barbarie, es decir, las dos cosas unidas, formando un solo todo; una civilización bárbara, una barbarie civilizada"

"Facundo y su biógrafo", Juan Bautista Alberdi, 1880


martes, 9 de enero de 2007

Delivery

"Hacia 1855 se introduce un postre de lujo: los helados. Su aparición regular y venta al público -los más ricos eran los que preparaba el portugués Ferreyra, en el Café del Plata- se hizo posible gracias a que se importó hielo norteamericano, extraído de los grandes lagos del país del Norte. El Teatro Colón tenía en su sótano una inmensa heladera, que repartía el precioso elemento a domicilio."

"La República dividida", María Saenz Quesada, 1974

Los negros en el Buenos Aires de 1855

"La prosperidad de que gozan las clases populares no alcanza a los morenos, que constituyen el último escalón de la sociedad. Se los ve parados en las esquinas, envueltos en míseros capotes, -impasibles y mudos como otros tantos postes carcomidos-, dice Vicuña Mackenna. Siempre que hay información sobre escándalos callejeros, raterías en tiendas, hombres que golpean a mujeres, muertos de frío sin dirección conocida, se trata de negros. Sólo algunos de ellos han logrado buenas colocaciones, como las de maestros de piano y de baile. Las mujeres, además de sirvientas y vendedoras ambulantes, se emplean como amas de leche, y monopolizan la profesión de lavandera y planchadora."

"La República dividida", María Saenz Quesada, 1974

domingo, 24 de diciembre de 2006

La miseria y el delito

"La industria es el gran medio de moralización. Facilitando los medios de vivir, previene el delito, hijo las más veces de la miseria y del ocio."

"Bases y puntos de partida...", Juan Bautista Alberdi, 1852

El patriotismo y el progreso

"Nuestros patriotas de la primera época no son los que poseen ideas más acertadas del modo de hacer prosperar esta América, que con tanto acierto supieron sustraer el poder español. Las nociones del patriotismo, el artificio de una causa puramente americana de que se valieron como medio de guerra conveniente a aquel tiempo, los dominan y poseen todavía. Así hemos visto a Bolívar hasta 1826 provocar ligas para contener a Europa, que nada pretendía, y al general San Martín aplaudir en 1844 la resistencia de Rosas a reclamaciones accidentales de algunos Estados europeos. Después de haber representado una necesidad real y grande de la América de aquel tiempo, desconocen hoy hasta cierto punto las nuevas exigencias de este continente. La gloria militar, que absorbió su vida, les preocupa todavía más que el progreso... Enamorados de su obra, los patriotas de la primera época se asustan de todo lo que creen comprometerla."

"Bases y puntos de partida...", Juan Bautista Alberdi, 1852

lunes, 27 de noviembre de 2006

Extranjeros

"...porque en Buenos Aires somos tan amables, que es más fácil abrir la puerta de un salón del gran mundo a un extranjero que acaba de llegar, sea quien fuere, que a un hijo del país que nunca ha salido de su patria; ¡costumbres sudamericanas!"

"La Gran Aldea", Lucio V. López, 1884

domingo, 26 de noviembre de 2006

Espada sin Cabeza

Unitarios y liberales exiliados en Montevideo, en infame alianza con el dinero de Francia, habían lanzado al Gral. Juan Lavalle al mando de una "Expedición Libertadora" con el objetivo de derrocar a Juan Manuel de Rosas. Tras su rotundo fracaso, escribe el poeta Esteban Echeverría:

"Todo estaba en sus manos y lo ha perdido
Lavalle es una espada sin cabeza
entre nosotros mientras tanto pesa
su prestigio fatal y obrando inerte
nos lleva a la derrota y a la muerte"

"Juan Lavalle", Patricia Pasquali, 1996

Rosas y la Generación del '37

"Alejandro Korn cree que el divorcio entre la tiranía y la intelectualidad argentina fue su culpa mas grave (de Rosas) y su sanción moral... Me parece exacto, exactísimo. Rosas no dejó discípulos y por eso fue posible la sanción moral que durante 100 años le dió la historia colonial. No iban a continuar su obra ni a defenderla, los venales o mediocres que mantuvo a su lado. Su popularidad, aun en el momento de caer derrotado, era inmensa; pero no se prolongaría mas allá de una generación. Los hijos de los admiradores de Rosas fueron enseñados a odiar a Rosas en las escuelas de los enemigos de Rosas."

"La colaboración entre los intelectuales europeizados y el Restaurador americanista no era fácil, ni toda la culpa debe achacársele a Rosas. Pero la verdad es que nada hizo para atraerse a los jóvenes, al fin y al cabo no muy difíciles de convencer. Eran los dueños del mañana y por lo tanto los jueces definitivos de su política... Un hombre solo, por mayores condiciones que tenga, no basta para consolidar una política. No basta con la popularidad, que es cosa del presente; es necesario contar con el apoyo de los intelectuales que son los dueños del futuro."

"¿Que habría sucedido de haberse unido al Restaurador toda esa juventud tan bien dispuesta hacia él y hacia el federalismo? Resulta curioso imaginarlo. Resulta curioso pensar a Sarmiento escribir en un imposible Facundo que la civilización argentina está en las campañas, y la barbarie cosmopolita está en las ciudades; a Alberdi proclamar en unas Bases imaginarias que gobernar es salvar la nacionalidad; a Vicente Fidel López admirar en un inexistente tomo undécimo de su Historia Argentina las admirables figuras de Artigas y Rosas; y a Mitre completar su inconclusa trilogía de la Historia de Belgrano e Historia de San Martín con una obligada Historia de Rosas."

"Nos, los Representantes del Pueblo", José María Rosa, 1975

Granaderos

"... Los Granaderos habían pertenecido en sus orígenes al arma de infantería. Creados en 1667 en Francia, pronto ganaron el nombre de Enfants Perdu por corresponderles las tareas mas arriesgadas, como las de preceder a las columnas de asalto en los sitios. Debían ser altos, robustos, ágiles y valientes. Derivaban su nombre de las armas primitivas, pues, junto al hacha y al sable, llevaban una granadera o saco que contenía doce granadas o proyectiles de forma esférica que se arrojaban a mano, con honda o cuchara... Tomando como modelo los granaderos de infantería, en 1676, Luis XIV decretó la formación de un cuerpo selecto de caballería destinado a combatir tanto a pie como montado y cuyas armas fueron sable y pistola... A tales antecedentes respondía la unidad que San Martín pretendía formar."

"Juan Lavalle", Patricia Pasquali, 1996

Confesiones

"Mi desarrollo intelectual ha sido mas precoz que mi desarrollo moral por lo que he escrito de muchas cosas sin saber nada."

"Entre-Nos, Causeries del jueves", Lucio V. Mansilla, 1963