"La prosperidad de que gozan las clases populares no alcanza a los morenos, que constituyen el último escalón de la sociedad. Se los ve parados en las esquinas, envueltos en míseros capotes, -impasibles y mudos como otros tantos postes carcomidos-, dice Vicuña Mackenna. Siempre que hay información sobre escándalos callejeros, raterías en tiendas, hombres que golpean a mujeres, muertos de frío sin dirección conocida, se trata de negros. Sólo algunos de ellos han logrado buenas colocaciones, como las de maestros de piano y de baile. Las mujeres, además de sirvientas y vendedoras ambulantes, se emplean como amas de leche, y monopolizan la profesión de lavandera y planchadora."
"La República dividida", María Saenz Quesada, 1974
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