martes, 30 de enero de 2007

La barbarie de los civilizados

"Los caudillos bárbaros de las campañas rurales son como una inundación pasajera, un mal cuyos estragos quedan en la superficie de las sociedades, dejando intacto el fondo como estaba; los caudillos de las ciudades son una calamidad profunda que ataca las instituciones, la Constitución, los códigos, los intereses mas vitales y durables del país, y sus estragos quedan permanentes por años y años, en el fondo de la sociedad misma. Los primeros, son el crimen aturdido, pueril, ignorante, inepto, aun para hacer el mal. Los otros, son el crimen inteligente, instruído, calculado por principios, fría y metódicamente".

"Al caudillo de las campañas sigue el caudillo de las ciudades, que se eterniza en el poder, que vive sin trabajar, del tesoro del país, que fusila y persigue a sus opositores, que hace guerras de negocios, pero todo en forma y en nombre de la ley que, en sus manos, es la lanza perfeccionada del salvaje. No mata con el cuchillo, pero destroza y devasta con el sofisma, que es su cuchillo. No es un caudillo de chiripá, pero es el caudillo de frac; es siempre un bárbaro, pero bárbaro civilizado. Su divisa es civilización y barbarie, es decir, las dos cosas unidas, formando un solo todo; una civilización bárbara, una barbarie civilizada"

"Facundo y su biógrafo", Juan Bautista Alberdi, 1880


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